jueves, 4 de agosto de 2011

Letras y balas (experimento 1.0)



Nos quedamos sin dinero a la mitad del viaje, nada poético, por cierto. De repente todo subió de precio... es evidente lo poco que nos alcanza con las metáforas. El gran relato, una historia vieja, la de la crísis,  la prostitución, el narcotráfico, algo así iba diciendo aquél francés que desconocía al partido "socialista" como tal, y cuya hija desapareció aquí, justo donde estamos, en el ojo del huracán, en Guanajuato, hace cuatro años. No vaciló en criticar mi pesimismo: ... mira mexicano, tú lo tienes todo- pero no era cierto, no tenía nada, soy un esclavo de mi ego y un gran porcentaje de lo que podría ser yo aún es desconocido (sólo sé que disfruto de la lectura con la misma pasión que siente un aficionado al futbol) - tú no sabes lo que significa vivir en Europa, yo he estado ahi, y te digo en serio, que allá está de la chingada, como dicen ustedes, los mexicanos. "Nosotros los mexicanos"... cómo odio a Octavio Paz y su Laberinto de la Soledad plagado de parábolas con hedor psicoanalísta. Me gustaría dejar de pensar en términos occidentales... muchas veces intenté el PNL... demasiado occidental. No existen las formas puras, me dijo el francés como adivinando mi estupidez y aburrimiento. Ibamos caminando por Tepetapa cuando pasó todo esto. Ajustada en su cinturón, llevaba una pistola de 30", de acuerdo con el standar de los cañones automáticos de la OTAN. La gente nos miraba raro, era eso... o la máquina de escribir Olivetti Lettera 22 de 1950 llamaba demasiado la atención. Supongo que los Ninis estaban harto impresionados por aquella primitiva herramienta. La escritura tiene este carácter destructivo. Por eso le dí mi corazón a ella, para que lo rompiera... ella me dio el suyo y no supe que hacer, desde entonces sólo escribo. Esto con la esperanza de poder entender que la dirección de las cosas está más allá de mi antojo. Así fue que me empeñé en mal vivir una vida que no era mía, comprando ropa cara y haciéndome pasar por un periodísta famoso cuyo trabajo versa sobre los derechos humanos y su pretensión de universalidad. Recibí el año pasado un premio de Reporters Sans Frontières, por un  documental en torno a la forma de vida de los migrantes centro-americános... me hice amigo de un Mara. De hecho somos compadres, cuando salió de la carcel me pidió que apadrinara a su recién nacido. 

Nota 1: Estando en Guatemala rompí mi estricta dieta de vegetarianismo comiendo pescado. Hoy una manzana me hizo felíz. 
Nota 2: Dos pistas sobre la desaparición de la niña francesa, una máquina de escribir de 1950 y una bala calibre 30".
Nota 3: Una crísis económica sin precedentes abre sus fauces a la realidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

M. L.