martes, 5 de febrero de 2013

Taxi dreamer







Soñé con todos. Ahí estaban, detrás de mí y yo frente al espejo, observando cómo me era imposible detener mi mano rasurando mi barba para luego seguir el camino de mi cabeza y dejar algunas ideas frescas, otras no tanto. Entonces te vi señalándome con tu dedo sucio un lugar al otro lado de la calle y te acompañé. Quise preguntar cualquier cosa pero no se me ocurría nada por muy raro que fuese. Digo, era un sueño, así que te seguí la corriente. Entramos en una habitación donde el tótem dejó de ser tabú y los libros estaban dispuestos uno dentro de otro: así el Ibbur dentro del Golem, y el Golem dentro del Tambor de hojalata, etc. Fumábamos, por turnos, en una pipa de agua un dulce tabaco. Y luego las semillas, las mismas semillas rojas que todos vieron... cuando las tomé para arrojarlas al suelo, de esa causa surgió un efecto: una letra apareció, era la M. 
-M de monstruo-  dije - sí, seguro se refiere a mí.- Nadie lo podía creer, pero para entonces otro de nosotros ya tenía puesta una máscara africana y comenzó a bailar y a cantar invocando a los espíritus que teníamos dentro y todos nos perdimos en ese barullo sin sentido. Solo era otro sueño punketo. 

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