jueves, 19 de abril de 2012

Postdata





Todo lo que diga de mí es una mentira. Entonces, si esta historia comienza con una referencia vaga a una época en particular, ha de tenerse en cuenta que en ese momento la mayoría de nosotros tomábamos té durante las noches de verano y café por las tardes de invierno, sin otro afán que el de leer o ver películas. Nos preguntábamos -antes de que los días se marchitaran en el estrecho campo de la memoria- ¿por qué nuestra pobreza y nuestra hambre tienen menos realidad que los entes imaginarios? ¿De dónde bebe el espíritu humano para construir esta realidad? Algunos tomaron una máquina de escribir y se dedicaron a distribuir poesía sobre el origen del mundo. La situación política era difícil, no menos la mística en ella comprometida. Otros, definitivamente decidieron callar para encontrar el silencio que sostenía todas las tesis científicas sobre el caos inagotable de un orgasmo cósmico. Alguien escribió: Esta mañana mi marido ha salido a trabajar con la misma ropa que ayer... Alguien más contestó: No lo queremos saber..... Otro escribió: Estoy a punto de cortarme las venas... Otro escribió: Nosotros vendemos cuchillos de calidad.... Otro escribió: Yo tengo los mejores cuchillos.... Otro escribió: Compramos y vendemos votos para las próximas elecciones.... (Esto fue escrito en voz baja, casi como un susurro) Alguien escribió: No soporto esta vida... Alguien escribió: ¡¡¡Elotes!!!!! Otro escribió: como que tengo hambre... Alguien escribió: Sí, yo también… ¿quieres un elote? Otro escribió: ¡¡¡Suben, suben!!!! Alguien más escribió: Soy  el hombre de la noche soy la sombra de la vida... Otro escribió: ¡A la chingada! Uno escribió: ¡Ya se me salió toda la sangre!... Ella escribió: Cógeme, dame duro papi... Ella escribió: No tengo dinero... Ustedes escribieron: Queremos más drogas, estas no ponen... Alguien escribió: No soporto verla triste, ha estado así desde hace dos meses... Él escribió: ¿No me compra unos chicles? Él escribió: .... 

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