sábado, 6 de agosto de 2011

Zaratustra



He revisado todas las palabras... todas las cartas... pero el desierto no termina ahí. Sigue desde las altas montañas de la antigua Mesopotamia hasta el punto del centro móvil que siempre estás mirando. Este desierto aparece ahí donde pongas tu objetivo, tu subjetivo sentido de confort. Tu falsa paz. Tu miedo a la vida.

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