viernes, 17 de mayo de 2013

Teoría de Flujos

Hablar de lo que pasa es difícil: Una mano desquitándose con el rostro (con el ojo derecho específicamente), o un sonido que casi es más bien un pensamiento apresurando el susurro. La cabeza no da vuelta a la izquierda. Truman Capote esperando en la mochila, y ésta, a su vez, reposando en la silla como una sombra de medio día. Abrieron la puerta. Es el primo, un grandísimo hijo de puta que siempre que puede hace ruido. El ruido de las cosas más simples es el más insoportable. El wc con su remolineo aséptico. Žižek tiene una teoría interesante sobre los sanitarios y la ideología europea. Más vale entonces no hablar, no porque sea difícil, al contrario, habrá que decir que cualquier cosa que se exprese tiene que ver íntimamente con el silencio. El silencio es lo que pasa. El estómago es lo que pasa. Es un país. Un dolor incesante llamado gastritis o apendicitis o anorexia, dependiendo del diagnóstico, sobre todo si no es muy tarde. Hoy la orquesta, mañana un clown, en la semana algo de Noise, y quizá un buen viaje. Todo eso pasa por el estómago, por la boca, por la nariz, por el orto, por los oídos. El cuerpo es un lugar lleno de ruido que invoca el silencio. Por eso las flatulencias hablan mejor de nuestro cuerpo que nosotros mismos. El picor de los aromas corporales es lo único que quedará en la memoria colectiva de una generación acostumbrada al buen gusto. Eso es lo que pasa.

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